domingo, 12 de diciembre de 2010

Insufrible

El bueno de don Layo que se preocupaba por todo, había llevado a su esposa a disfrutar de unas largas vacaciones. Una mañana, después de tres semanas de completo descanso, le dijo: «Querida, estoy preocupado: ¡No me preocupo!».

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