Un distinguido grupo de personas estaban discutiendo sobre la reencarnación, y la mayoría de ellos decía que quería volver como médicos, abogados, actrices. Pero la esposa del bueno de don Layo, la señora Yola se apartó de la tendencia general.
−Quisiera reencarnar en una osa – dijo.
− ¿Por qué? − le preguntaron.
−Así conseguiría un abrigo de piel sin molestar a los defensores de los animales, podría dormir todo el invierno sin trabajar… y no tendría que preocuparme por conservar la línea como lo hago ahora – respondió.
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