sábado, 27 de marzo de 2010

Mejor Que En Su Casa

El nuevo director de un manicomio se dirige a un paciente:
¿Y usted por qué esta aquí?
Verá, doctor –contesta el interno, que es el bueno de don Layo −. Yo me casé con una mujer viuda que tenía una hija adulta. Mi padre, también viudo, se casó con esa chica. Así, mi mujer se convirtió en suegra de su suegro, y su hija en hijastra y madrastra mía a la vez. Mi padre tuvo un hijo, mi hermano, que era al mismo tiempo nieto de mi mujer. Yo tuve también una hija, que es cuñada de su abuelo, y al mismo tiempo tía carnal de su tío carnal, o sea, del hijo de mi padre, que es mi hermano. Por su parte, mi padre dice siempre “mi cuñada” al hablar de su nieta; y mi hija llama “abuela” a la que es hermana suya. Yo tengo ahora la impresión de ser padre de mi madre y hermano de mi nieto, así como de tener una mujer que es hija de su yerno y hermana de su nieto. A estas horas ya no sé si soy mi propio abuelo, el padre de mi hermana o el sobrino de mi hija, puesto que ésta es hermana política de mi padre. Por todo esto, señor, estoy aquí; vivo más tranquilo que en casa.

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