La esposa del bueno de don Layo, la señora Yola, amante de los abrigos de piel, fue a un centro comercial y se compró un magnífico abrigo de piel de conejo. Mientras pagaba con su tarjeta, le preguntó a la vendedora si a la prenda le afectaría la lluvia, a lo que la empleada le contestó negativamente.
− ¿Está usted segura? – insistió la señora Yola, incrédula.
− ¿Es que acaso ha visto usted alguna vez a un conejo con paraguas? – fue la contestación.
martes, 18 de octubre de 2011
martes, 11 de octubre de 2011
Agujeros
Una chica menuda que llevaba pendientes en las orejas, las cejas, la nariz, el labio y el ombligo, entró en la oficina de admisión del colegio donde atendía el profesor Brandon. A él le disgustó su aspecto, pero ella parecía agradable y además escucho atentamente las instrucciones sobre los requisitos de admisión. Cuando el profesor le dijo que tendría que presentar una instancia de vacunación, ella se quedo helada y le preguntó nerviosamente:
− ¿Eso quiere decir que me van a pinchar con una aguja?
− ¿Eso quiere decir que me van a pinchar con una aguja?
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