En casa del bueno de don Layo.
−Si no le importa – le dijo la señora Yola a su nueva empleada doméstica −, la llamaré María. Así se llamaba mi anterior empleada y me disgusta tener que cambiar de costumbres.
−En ese caso – repuso la sirvienta −, yo la llamaré a usted señora Pancracia, ya que ese era el nombre de mi anterior señora.
−Si no le importa – le dijo la señora Yola a su nueva empleada doméstica −, la llamaré María. Así se llamaba mi anterior empleada y me disgusta tener que cambiar de costumbres.
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