Una mañana de enero el bueno de don Layo oyó que alguien cantaba un villancico en la calle. Cuando abrió la puerta se encontró con una niña.
−Andas un poco atrasada, ¿no? – le dijo don Layo.
−Sí – contestó la niña −. Es que por la Navidad caí en cama con sarampión.
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