El profesor Layo Brandon, en su clase de Música pidió a su alumno Quisbert, que interpretara el poema siguiente:
Por las rejas de la prisión,
dos presos miraron fuera.
Uno el lodo sólo vio,
el otro vio las estrellas.
Quisbert, el pequeño y travieso alumno, que en esta ocasión estaba además pesimista, explicó: «Dos hombres estaban asomados a la ventana de su celda. Mientras uno miraba el barro, al otro le dieron un golpe en la cabeza.»
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