lunes, 5 de julio de 2010

Quisbert y el profesor Brandon (II)

Cada día me fío menos de las personas mayores. El profesor Layo Brandon, después de pasarse la vida diciendo que si debemos aprender de los animales, y que si yo no sé qué cuántas cosas de los animales, luego, en la práctica, no tiene en cuenta nada de lo que ha dicho de los animales.
Digo esto porque, desde hace varios días, no hace más que hablarnos de los inocentes pajarillos que cantan en la enramada sus alegres canciones de primavera…
Pues bien; la otra tarde, cuando iba yo con mi madre por la compra, encontré a don Layo en un puesto de comida comiéndose un pajarito frito, sin tener en cuenta nada de sus alegres canciones de primavera ni su nada. No contento con esto, cuando acabó de comerse al pajarito, pidió unos pequeños pececillos, que creo que se llaman ispis, y se los comió sin la menor consideración y sin derramar ni una sola lágrima.
Después comentó con la cocinera sobre una cabeza decapitada que estaba siendo introducida en una gran olla, que, según puede oír, era de un pobre corderito. Decía que ese era uno de los más exquisitos platos de Guaqui – su tierra natal – sin el menor remordimiento.
− ¡Dios mío! – exclamé para mis adentros –. Este don Layo es un farsante.
Al día siguiente, cuando en la clase empezó a hablarnos de los coleópteros y de la vida de los coleópteros, exclamé:
−Dígame, profesor Brandon, ¿se comen los coleópteros?
Don Layo puso cara de asombro y me preguntó:
− ¿A qué viene esa pregunta, Señor Quisbert?
Viene – respondí yo – a que el otro día nos habló de los pajarillos y luego se estaba comiendo uno del tamaño de una manta de viaje. Por lo tanto, no me extrañaría nada que tuviera usted hoy para almorzar coleópteros con tomate o coleópteros en su tinta.
Don Layo monto en cólera y, después de grades gritos, dijo que no toleraba bromas de esa clase y que escribiera en un papel la palabra coleóptero mil doscientas veinticinco veces.
Yo, mientras cumplía mi castigo, pensé, que en esta vida no por mucho madrugar se amanece más temprano.

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