lunes, 5 de julio de 2010

Quisbert y el profesor Brandon (IV)

El otro día, durante la clase, pregunté al profesor Layo Brandon:
−Dígame, profesor Brandon, ¿porqué son negros los negros?
Don Layo me miró con aire superior y exclamó:
− ¡Que pregunta tan tonta, señor Quisbert! Los negros son negros porque…
No llegó a acabar la frase. Me miró con asombro y murmuró después en voz baja:
− ¡Caramba, pues es verdad! ¿Por qué serán negros los negros?
Luego observó con miedo a todos los discípulos, temeroso de que le hubieran oído y dijo:
−Pues bien, hijo mío, la respuesta a esa pregunta es bien sencilla; los negros son negros para que sepamos que son negros. Si los negros fueran verdes, o fueran colorados, o fueran a rayas, ¿cómo íbamos a saber que eran negros? Además, otra de las razones de que sean negros es porque nosotros somos blancos. El negro es negro con relación al blanco, así como el blanco es blanco con relación al negro. En la vida todo es relativo. Existen hombres altos porque los comparamos con los hombres bajos y sabemos que un hombre es bajo cuando está al lado de un hombre alto.
Después, don Layo cogió un pedazo de tiza y se dirigió a la pizarra. Borró lo que había en ella y dijo, mientras unía la acción a la palabra:
−Supongamos que tenemos un cubo…
Dicho esto, guardó silencio un momento.
¿Para qué habrá dibujado un cubo don Layo? – pensé −. Cuando él dibuja un cubo debe tener una razón muy poderosa. Él no es de esas personas que dibujan un cubo por dibujar algo.
Don Layo volvió a repetir:
−Si tenemos un cubo…
Después empezó a escribir números y signos misteriosos, mientras seguía diciendo:
−Supongamos que tenemos un cubo…
De pronto, calló. Sacó el reloj de bolcillo de su chaleco y, después de dirigirle una mirada y otra a nosotros, dijo:
−Niños, ya es hora de salida. Lo siento, pero otro día demostraré científicamente porqué razón los negros son negros.

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