Al lugar donde acababa de ocurrir un accidente automovilístico, se acercó apresuradamente el bueno de don Layo y vio una escena espantosa en el interior del coche, contra el parabrisas. Sin detenerse, corrió hasta el teléfono más cercano para solicitar una ambulancia, y en seguida volvió al automóvil por ver si podía prestar algún auxilio.
− ¿Está usted herido? – preguntó don Layo al conductor, que parecía que se movía junto al volante.
−No, en absoluto – contestó tan tranquilo, el conductor −, pero, la ‘pizza’ que traía ha quedado hecha una plasta en el parabrisas.
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