Un músico, amigo del bueno de don Layo, se murió tras haber dejado escrito que enterraran su flauta con él. Don Layo preguntó a la viuda:
− ¿Qué pensaste cuando supiste que tu esposo deseaba que colocaran su flauta dentro del ataúd?
− Pensé que era una bendición que no fuera pianista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario