El bueno de don Layo se encontró casualmente con una amiga después de muchos años. Y ella le contó que tenía en curso su divorcio, y que estaba muy desilusionada de quien fuera su marido. Don Layo le dijo a la mujer:
− Pero algo positivo debía tener tu marido cuando te casaste con él hace siete años.− Sí, lo tenía, pero lo hemos gastado hasta el último centavo.
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