miércoles, 2 de diciembre de 2009

Suavidad Exterior

En una tienda de lencería, el bueno de don Layo quería comprar un camisón para regalárselo a su esposa, decía a la vendedora que la tela debía ser suave. Aquella le enseñó un bonito modelo con cuello de encaje. Don Layo tocó la tela y, señalando el encaje, preguntó:
¿Está segura de que esto no raspa?
¡Claro que no raspa! – contestó la vendedora −. Además, el encaje va por fuera.
Lo sé – agregó don Layo −, pero ahí es donde estaré yo.

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